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A quién me esté leyendo:
Me llamo Aren y tengo Trastorno Obsesivo Compulsivo, ese
problema en mi vida que todos creen tener cuando se tildan de ansiosos o
depresivos, sin nunca haber ido a un psiquiatra o psicólogo.
“Tengo un TOC”, dice una compañera de clase mientras se
coloca alcohol en gel para higienizar sus manos. “Todos tenemos un TOC” dice
una profesora de psicología en clase. “No hay quien no tenga un TOC”, dice mi abuelo
porque revisó dos veces si la llave de gas estaba apagada. Y en las redes
sociales existen páginas dedicadas al humor de “TOCs”, como también hay quienes
crearon personajes “graciosos” en obras de teatro o películas, personajes obsesivos
con la limpieza y el orden, que provocan risas y también carcajadas de quienes
no entienden de qué se trata.
Yo tengo TOC, el que es real, no el que todos quieren
tener. Me despierto cada mañana pensando que alguien va a morir, o se va a
incendiar la casa, o me voy a enfermar si no me levanto con el pie derecho
pisando el borde de la cama, moviendo la manta hacia el lado izquierdo,
caminando en reversa y cerrando la puerta, para luego decir la frase “ahora comemos”,
ir a la cocina, prepararme el desayuno cortando primero con la punta del
cuchillo y luego con el resto, comiendo la tostada primero en los bordes y
luego en el resto del pan, colocando la taza de té justo en la esquina derecha,
no sin antes haberme lavado las manos, y también después, para luego dirigirme
a clases (no sin antes revisar tres veces si tengo las llaves, tres veces si
llevo mi documento, tres veces si llevo el celular, la tarjeta, los cuadernos,
los libros, la cartuchera y todos esos elementos molestos). Vuelvo a casa y
como, no sin antes haberme lavado las manos y ya pensando que tengo que
lavármelas después…, y así son mis días todos los días, todas las semanas,
todos los meses, minutos y segundos; y eso que solo he vivido 21 años, 259 meses,
1128 semanas, 7896 días, 189480 horas y 11368848 minutos…
Mis consecuencias son físicas y mentales: estoy ansioso
todo el tiempo, a veces padezco una gran angustia, me duelen las manos porque
están desbordadas de llagas y cáscaras por el detergente y el jabón, pierdo
mucho tiempo realizando todas mis compulsiones y llego tarde a todos lados (lo
que me incita a sentirme aún más ansioso). Llevo mi alcohol en gel al trabajo,
al profesorado o a dónde vaya y me higienizo a cada rato, provocándome ardor, y
hay quienes se burlan y no les puedo decir que tengo TOC porque van a creer que
también lo tienen. Los medicamentos me dan sueño, mucho sueño: media pastilla
de sertralina por la mañana y una entera de clonazepam por la noche. Y por
sobre todas las cosas: nunca puedo detener la señal que me incita al número
tres, que odia el número cuatro, y que me provoca a lavarme las manos, porque
cada vez que cumplo sus deseos, siento paz, siento placer.
Así que, por favor: comprende amigo No-TOC que no tienes este
trastorno, eres una persona higiénica, prolija y ordenada, pero normal y libre
de ansiedad y enfermedades mentales.
Un
beso grande,
Tu
amigo con TOC.
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